sábado, 22 de agosto de 2009

El Incentivo


Déjenme contarles lo que me acaba de pasar… ¡Es que tengo una arrechera enorme! Y yo que ya estaba controlando la cosa desde que seguí el consejo de Jacinto pa’l blog. Bueno les hecho el cuento… resulta de que estoy reuniendo unos cobritos pa’ arregla el carro, tengo un milloncito por ahí escondido de Yhajaira. Trato de espeluchar del sueldo algo para ahorrar sin que ella se de cuenta, porque ella sigue con su guebonada de andar gastando en loterías y barajas sin ganar nada. He logrado reunir un pelo, ya me faltan 5 palos pa’ completar los materiales. De paso, hablé con el mecánico para que me concediera “un crédito” porque no tengo rial y el muy coño de su madre me dice que no le fía ni a su mamá.

Entonces bueno, resignado, resulta y me entero que ahora en el trabajo están dando un incentivo mensual, pero un incentivo más raro porque ¡Yo no entiendo nada! Bueno, fíjense que para dar el incentivo el patroncito jefe evalúa a sus subalternos desde su punto de vista (¿?), buscándole los pelones a uno en las labores. Yo me pregunto; ¿Los pelones de quien? Nojoooosalee, si llega él más tarde que’l coño y mas bruto no puede ser. Lo peor de este cuento es que te zampan un montón de metas –incumplibles- y según su conformidad o no con los objetivos ¡Sin que siquiera sepamos cuales son esos #@ª$%•”)& objetivos! Se estima el incentivo. También se toma en cuenta “el grado de conocimiento en el trabajo” y claro, la vieja Victoria –que es una brollera- de seguro no se pela ahí porque se sabe todos los cuentos y chismes de la oficina, así que yo creeeeeo que ella si aplica porque al tener el grado de conocimiento ideal, sabe qué cuentos llevarle al patroncito jefe y que otros no.

Para el dichoso incentivo también se considera el grado de instrucción, y eso no me preocupa mucho porque aquí –aparte de mí-, la que tiene más titulo es la encargada de la revisión de las actas. Ella llegó hasta 1er año de bachillerato, tiene 36 años, 4 muchachos, y anda buscando marido pa’ cobijase ¡Cónchale! ¿Cómo no se va a gana el incentivo si lo único que hace es sacar copias al jefe y buscar en la impresora lo que manda a imprimir el mismo? Igualmente le archiva las actas, le lleva café, y cuando no hay le hace un tesito ¡Eso sí que es instrucción! De paso, le pica el ojo a cuanto macho le pasa por un lado, y por consecuencia así no tiene pelón, por tanto y sin contratiempos se ganó completiiiiiiiico el incentivo.

El otro que se ganó el incentivo más un extra fue Mauricio, el de servicios generales, también jefe de mantenimiento, se la pasa de oficina en oficina hablando la guevonadas de todos y de cada decisión o cambio que se toma en el departamento, se caga de la risa después que sale de una reunión con el patroncito jefe, o cuando algo no le sale bien al patrón, le mienta la madre a todo mundo porque no “colaboran”. Pero señores, ¡Él es el primero que no da el ejemplo! O el ejemplo que nos da es que pa’ tener éxito aquí hay que jalar bola a todo dar, taparle las marramusias a los jefes y echarle la burra pa’l monte al primero que hable y no sepa de que se trata el asunto. Le vive echando paja a los demás, mintiéndole de lo lindo al jefe, por tanto con algarabía mostró a todos el tilde que le pusieron en el renglón: “Entusiasmo y actitud positiva” en el formato de evaluación para adjudicación de incentivo laboral.

Como cosa rara siempre tiene que haber un renglón que esté fuera de pote, fíjense en este; “manejo de la gestión personal (familia – salud – finanzas)”, de pana qué ridículo, si el jefe fuese a mi casa y se entera del poco e’ vergueros que tengo, tendrá suficiente material para hacer su medición en este renglón ¡Mucho que me voy a ganar el incentivo! Otra reglón que me pareció curioso fue “Autocontrol en situaciones de presión”. Aja señores ¿Quien coño se va a controlar con esta pelazón? El gobierno bajando salarios y para rematar, malos jefes que te asignan los casos de urgencia o las tareas críticas a las 3:30pm para que se las dejes en la oficina a primera hora. Ellos se van muy forondos, y los pendejos nos tenemos que quedar hasta muy tarde pa’ dejarle a los niños sus tareas sobre el escritorio ¡No se organizan! No saben delegar funciones, no aprovechan el tiempo y los talentos de sus trabajadores y pa’ más verga ¿Vienen con ese cuento chino de autocontrol en situaciones de presión? ¡Nojoda y la cosa sigue! Porque luego te evalúan el “uso adecuado de bienes y equipos” ¡Pero a dius cará! Si yo tengo una maquina de escribir remintong año 1964 en mi cubículo que me saca cayos en los dedos. Aquí para que te den un computador tienes que echarle bola, y no trabajando, sino llevando chismes a la gerencia y jalándoles bola pero de a toneladas. Los humildes como yo, que hacen su trabajo bien y no andan en esas carajitadas de hacer carrera a punta de hundir a los demás, nos calamos las sillas viejas, los escritorios que botan la fórmica y las maquinas de escribir. Tenemos también que mantener el área de trabajo limpia, porque por aquí no pasa nadie con una escobita ¡Ah! Y si se jode la máquina, compadre, búsquese usted mismo su aceite y componga esa vaina porque no hay rial pa’ cambiarla o pa’ comprar una que esté mejor, porque en cuestiones de adquisición de activos para la operación y gestión de los trabajadores los jefes son enfáticos diciéndonos que el presupuesto ha sido reducido porque el estado se encuentra en la obligación de ahorrar (¿?) para financiar la revolución y la progresión en el gobierno del presidente Chavez hasta el dos mil infinito.

Y bueno, para terminar de desahogarme, el renglón principal y más quesudo del formato de evaluación para la adjudicación de incentivo laboral es: “el cumplimiento del horario”. Si te pelas un día o un minuto en la llegada o sales un minuto antes, resígnese porque usted no va pa’l baile.

Y sí señores, aparte de que no “cumplo” con los demás renglones, el patroncito jefe se afincó durísimo en este ultimo pa’ mocharme el incentivo. Ahora no sé como voy a hacer, todavía tengo la deuda que el coño e’ madre del Yohairo me dejó por chocar el carro. Gasto demasiado en pasajes por andar siempre en bus, llego a veces 5 minutos tardes por la lentitud de las camionetas y por el trafico de Caracas, y bueno no queda más que lamentarse porque no hay una platica extra. Creo que solo me queda fundar mis esperanzas monetarias en el pago de mis vacaciones, porque por los vientos que soplan, nanai nanai.

¡Ahhhhhhh! Pero ya va, no les hablé de este otro renglón en donde supuestamente tengo el mayor pelón; “Potencial liderazgo” ¿Será que me toca regañar a la maquina de escribir? Porque yo no veo a mi cargo algún subordinado por allí ¡A quién más si yo no mando a nadie! De paso para arrecharme más con este temita, voy a echarle el cuento a Jacinto y éste me sale con una ahí diciendome;

-¡A vaina Gumercindo! No seas bolsa, hazte el loco pa’ que se traguen el cuento de que estás haciendo el trabajo ¿No ves? A mí me lo pagaron.

Sí Luís… Porque aquí en este país pa’ joderte son los mejores, y si no la ganan la empatan, ¡Váyase a ver que tampoco me he ganado el incentivo porque según el jefe no tengo “capacidad de delegar funciones”! ¿Pero cómo se explica esto? Si yo no tengo ni siquiera asistente pa’ gritare cuatro vainas…

¡Ni que uno fuera cará!

Gumercindo Tapia.
Trabajador por obligación.

Sin incentivo por guevón.